Miriam comparte su experiencia como co-fundadora de Amparar, organización que reúne a las/os familiares y amigas/os de personas presas en Brasil. Cuenta cómo en las cárceles las personas, y en especial las mujeres pobres, negras y de la periferia, son sometidas a inspecciones vejatorias realizadas por personal sin formación adecuada en derechos humanos. Estas prácticas colocan a estas mujeres en una situación aún más vulnerable de la que ya se encuentran, y transforman a instituciones públicas que deberían brindarles seguridad y confianza en actores hostiles para el ejercicio de sus derechos.