Crescencia nos comparte su experiencia como integrante de una comunidad indígena de Paraguay, ubicada a 72 kilómetros de la ruta asfaltada. Quienes viven allí no pueden acceder fácilmente al agua potable, y en ocasiones llegan a consumir agua salada o contaminada. Para reclamar a las autoridades por estas barreras de acceso a derechos básicos, deben recorrer largas distancias, lo cual muchas veces los lleva a buscar medios directos de protesta, para que las y los funcionarios sean quienes se acerquen a sus territorios.